Un aspecto importante que
debemos conocer para sensibilizar nuestros oídos a la escucha activa es la
identificación de las cualidades sonoras.
Podemos distinguir cuatro
cualidades:
1. La altura o tono. Está
determinado por la frecuencia de la onda. Medimos esta característica en ciclos
por segundos o Hercios (Hz). Para que podamos percibir los humanos un sonido,
éste debe estar comprendido en la franja de 20 y 20.000 Hz. Por debajo tenemos
los infrasonidos y por encima los ultrasonidos.
2. La intensidad. Nos permite
distinguir si el sonido es fuerte o débil. Está determinado por la cantidad de
energía de la onda. Los sonidos que percibimos deben superar el umbral auditivo
(0 dB) y no llegar al umbral de dolor (140 dB). Esta cualidad la medimos con el
sonómetro y los resultados se expresan en decibeles (dB).
3. La duración. Esta cualidad
está relacionada con el tiempo de vibración del objeto. Por ejemplo, podemos
escuchar sonidos largos, cortos, muy cortos, etc..
4. El timbre. Es la
cualidad que permite distinguir la fuente sonora. Cada material vibra de una
forma diferente provocando ondas sonoras complejas que lo identifican. Por
ejemplo, no suena lo mismo un clarinete que un piano aunque interpreten la
misma melodía.
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